
Todo es espectacular. Eso que ha ocurrido tras la segunda guerra mundial y que se ha ido consolidando en los 60 no puede ser llamado post-modernidad. Esto es hiper-modernidad. La realidad es una simulación de ella misma. Una representación en directo y diferido.
La sociedad ya no es un teatro donde interactuamos los actores poniéndonos una de las prefijadas máscaras sociales, depende delante de quién nos encontremos y en qué lugar nos hallemos (Goffman). ¡No! ¡Las situaciones han sido desmaterializadas! La sociedad ya no tiene el romanticismo del teatro, con el fantasma de la ópera recorriendo sigiloso la trastienda. “Ningún fantasma recorre Europa.” ¡No hay nada que recorrer! ¡Todo es espectáculo! ¡Todo es un simulacro de sí mismo! Así como el ágora ha muerto bajo la hiperrealidad del ciberespacio y el chat, ultracomercial y des-encarnado (suprimido el cuerpo, reduciendo la materia a 0 y 1), de la misma manera ha muerto la realidad. ¡La sociedad ha entrado en la cuarta dimensión!
El río nunca es como ayer, y aún así lo que percibimos es la huelga de acontecimientos (Baudrillard). Jericó fue construido en un oasis en terreno desértico: el espejismo de la quietud del tiempo y del progreso civilizado que se reflejaba en su charco no era sino una ilusión. ¡Babel ha caído! ¡Babilonia Arde!
Comida basura, información basura, inteligencia basura, tele-basura... La sociedad es un enorme vertedero y su capital es la montaña de mierda de los monarcas de Fraguel Rock. El reciclaje no puede ser sino la bula papal de nuestra época. Trabaja-consume-trabaja-consume-trabaja-muere. Hoy todo se paga con dinero. ¿Cuánto es suficiente para que tú mismo te mates?
La alcantarilla hoy ha sido invertida: ya no recorre el subsuelo, ya no hay underground. Hoy la putrefacción corre a raudales en la superficie de nuestra cotidianidad, sobre el asfaltado de nuestras conciencias. ¡Cultura al alcance del sumidero para jóvenes ya muy viejos! Encorbatados de puro y disciplina carcas o los carcas de buenrrollismo y rostro amable. La libertad es un insulto. Marca “A” o marca “B”. ¿Prozac o Seroxat? Acción humanitaria o intervención militar. Esto o más de lo mismo; tú eliges.
La cínica sociedad burguesa del teatro ha perdido su contingencia. En la hiperrealidad burguesa de hoy el cárnico actor se ha convertido en un holograma, en un ciber-ciborg. El cinismo del teatro social ahora simplemente es la falsedad total, la apariencia de lo que no es, lo que ya no está. La realidad como simulacro. La sociedad como hiperrealidad.
Nos hemos convertidos en excrementos de nuestra producción y reproducción, al convertir nuestras vidas en culebrones televisivos. Hemos vuelto la naturaleza en un enorme basurero, al convertir el territorio en una gran superficie comercial. La cultura al alcance del sumidero. La libertad en las estanterías del supermercado. El chat como relación social y el zapping como la interdisciplinaridad del nuevo humanismo. Estamos asaltando el Principio de Realidad. Estamos asaltando la cosmética de la dominación que lo encubre. ¡Aburridos por las distracciones del Gran Show, uníos a la Gran Negación de lo existente! ¡Valquirias del Caos! ¡Amazonas contra el patriarcado! ¡Agentes del No-orden! ¡Trabajadores contra el Trabajo! ¡Terroristas Poéticos! ¡Modelos que desfilamos en funerarias! ¡Comerciales puerta por puerta del Anti-Consumo! Desmantelación de la maquinaria, deconstrucción de sus historias
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