Friday, June 06, 2008

("El mundo se ha cansado de mí / y yo igualmente de él").

En toda mi vida, no he visto más que tiempos de desorden, desgarros extremos en la sociedad e inmensas destrucciones; yo he participado en esos desórdenes. Tales circunstancias bastarían si duda para impedir que el más transparente de mis actos o de mis juicios obtuviera alguna vez aprobación universal. Pero muchos de ellos, así lo creo yo, pueden haber sido mal comprendidos. [I]
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Mi método será muy sencillo. Hablaré de lo que he amado; y lo demás, bajo esta luz, se mostrará y se hará suficientemente comprensible. [I]
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Nuestras únicas manifestaciones, escasas y breves en los primeros años, querían ser completamente inaceptables; al principio sobre todo por su forma y más tarde, ahondando en sí mismas, sobre todo por su contenido. No fueron aceptadas. "La destrucción fue mi Beatriz", escribía Mallarmé, que fue, él mismo, guía de algunos otros en exploraciones bastante peligrosas. Para quien se dedica únicamente a hacer tales manifestaciones históricas, y rechaza pues el trabajo existente en cualquier sitio, es muy cierto que debe saber vivir a salto de mata. Diré que siempre me he conformado con dar la vaga impresión de que yo poseía grandes cualidades intelectuales, y también artísticas, de las cuales había preferido privar a mi época, que no me parecía merecedora de su empleo. Siempre ha habido personas para lamentar esta negativa mía y, paradójicamente, para ayudarme a mantenerla. Si esto ha salido bien se debe a que nunca he acudido en busca de nadie, a ningún lugar. Mi propio entorno lo han compuesto aquellos que se han acercado por sí mismos, y han sabido hacerse aceptar. También hay que reconocer que la degradación de todas las condiciones existentes surge precisamente en ese mismo momento, como si quisiera dar la razón a mi singular locura. [I]
Después de las circunstancias que acabo de evocar, lo que sin duda alguna marcó mi vida entera fue el hábito de beber, que adquirí rápidamente. Los vinos, los licores y las cervezas, los momentos en que unos se imponían a otros o los momentos en que se repetían, fueron trazando el curso principal y los meandros de los días, de las semanas, de los años. Del escaso número de cosas que me han gustado y he sabido hacer bien, lo que seguramente he sabido hacer mejor es beber. Aunque he leído mucho, he bebido más. He escrito mucho menos que la mayoría de la gente que escribe; pero he bebido mucho más que la mayoría de la gente que bebe. Me puedo contar entre aquellos de los que Baltasar Gracián, pensando en un grupo de escogidos que identificaba sólo con los alemanes podía decir: "Hay algunos que no se han emborrachado más que una sola vez, pero les ha durado toda la vida". [III]


Ni yo ni la gente que ha bebido conmigo nos hemos sentido avergonzados en ningún momento por nuestros excesos. En lo que alcanza la memoria del borracho, nunca se había imaginado que era posible ver desaparecer del mundo algunas bebidas antes de que lo hiciera el bebedor. [III]


Aunque yo soy el ejemplo destacado de lo que esta época no quería, saber lo que ha querido no me parece tal vez bastante para dejar constancia de mi excelencia.


Nadie mejor que Shakespeare ha sabido cómo pasa la vida. Él considera que "nosotros estamos tejidos con la tela de la que están hechos los sueños". Calderón llegaba a la misma conclusión. Estoy al menos seguro de haber conseguido transmitir, con todo lo anterior, unos elementos de juicio suficientes para que se entienda con toda precisión, sin que pueda quedar lugar para ninguna clase de misterio o engaño, todo lo que yo soy.


Guy Debord - Panegirico

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